martes, 13 de mayo de 2008

Madame B.

Queridos amigos, recibamos hoy con los mejores honores a una de nuestras más recientes adhesiones a la causa. Se trata de la adorable e inteligente Madame B. Se preguntarán ustedes, ¿quién es Madame B.? Pues se trata de una de las más encantadoras damas que haya podido conocer la faz de la tierra. Conjuga inteligencia con belleza, ciencia con modestia. Y tiene un sentido común que he envidiado en más de una ocasión. Sus consejos me han mantenido cuerda en algunos momentos difíciles de mi vida.

Madame B. posee un conocimiento casi universal: se inclina por las bellas letras y el arte, pero también es una mente de ciencias. Es por esta razón que me gustaría que se ocupe de un tema que no debemos descuidar en nuestros tiempos victorianos: me gustaría que presidiera la "Comisión para la Ciencia".

No debemos olvidar, queridos lectores, que de la mano de Charles Darwin comenzó a florecer este aspecto del hombre, y no me gustaría pecar de frivolidad dejando de lado esta faceta por demás necesaria. En un mundo tan altamente industrializado como aquel en que Victoria entró a reinar, será un placer y un deber sentarnos a escuchar y aprender, en muchos de nuestros numerosos momentos de esparcimiento, y sobre todo en invierno a la luz del hogar, de los valiosos conocimentos de Madame B.

Queridísima Madame B., bienvenida al mundo de la Reina Victoria.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Queridísima Mademoiselle M. muchas gracias por semejante presentación aunque dudo ser merecedora de tantos halagos. Cada vez con mayor frecuencia me siento una aficionada en las dos facetas a las que alude en sus elogios. Creo que no dedico el tiempo ni el esfuerzo suficiente ni a las artes ni a la ciencia. En cualquier caso estaré encantada de contribuir a su causa y colaborar en la medida que mis limitaciones me lo permitan con este original espacio. Un oasis en el desierto de la red llena de vulgaridad, exhibicionismo gratuito y aburrimiento, como tantas veces hemos discutido.
Infinitamente agradecida por la confianza depositada en mi persona para desempeñar el cargo, acepto presidir la “Comisión para la Ciencia” deseando cumplir sus expectativas.

Siempre suya, admirada Mademoiselle M.

Madame B.

Mademoiselle M. dijo...

Querida B.:

Usted y sus aficiones nos son de gran utilidad y contento. En nuestros días, hasta encontrar quienes desarrollen aficiones y las aprecien es difícil.

Tengo el honor de contarme entre sus amistades, y ahora es usted uno de mis más estrechos colaboradoes. ¿Qué más puedo pedir?

El más afectuoso abrazo.