miércoles, 22 de octubre de 2008

Des-centrando

Leopoldo Lugones, Rubén Darío y Francisco Contreras.

A Juan Ramón Jiménez

¿Tienes, joven amigo, ceñida la coraza
para empezar, valiente, la divina pelea?
¿Has visto si resiste el metal de tu idea
la furia del mandoble y el peso de la maza?

¿Te sientes con la sangre de la celeste raza
que vida con los números pitagóricos crea?
¿Y, como el fuerte Herakles al león de Nemea,
a los sangrientos tigres del mal darías caza?

¿Te enternece el azul de una noche tranquila?
¿Escuchas pensativo el sonar de la esquila
cuando el Angelus dice el alma de la tarde?...

¿Tu corazón las voces ocultas interpreta?
Sigue, entonces, tu rumbo de amor. Eres poeta.
La belleza te cubra de luz y Dios te guarde.

Rubén Darío.

Centrismo

Estimados Amigos:

En estos días tendré el enorme placer de conocer - ya que vendrá por estas tierras - al director de un famoso museo situado en esa bellísima ciudad, escenario de tantas de nuestras aventuras, llamada Londres.

Creo que escuchar a este renombrado señor no será otra cosa que un enorme placer.

Hace apenas unas horas, sin embargo, habiendo desembarcado ya en el país vecino, este distinguido caballero ha pronunciado unas palabras dignas de mencionarse: "Todo sucede en Londres". Y bien, me he preguntado: ¿De verdad? ¿Será que todo sucede en Londres? ¿Y qué hago yo aquí de este lado del océano? ¿Y cómo podría enterarme mejor de lo que en el centro del mundo viene a ocurrir?

Por unos momentos he entrado en pánico. He dudado de mi inteligencia, mis deberes, de mis lealtades. Me he cuestionado sobre la validez del trabajo que realizo, tan alejado de ese foco luminoso y resplandeciente. Y luego me he dado cuenta: sólo es mirando y admirando lo que ocurre más allá de nuestras fronteras que nos reconoceremos a nosotros mismos.

Abro, pues, una nueva etapa en estos nuestros Tiempos Victorianos: la etapa de mirar hacia el exterior, las maravillas que mientras Inglaterra hacía lo propio, se gestaban en otros países.