viernes, 30 de mayo de 2008

Boda en flickr: 242.520 resultados


La lista de flickr


Mi querido amigo M. L. lo dice mejor que nadie. (En http://www.leache.blogspot.com/)


Si te preguntan dirás que tú no; que tú fotografías otras cosas, que no andas por ahí como el resto de los mortales apretando con el índice derecho(1), mientras miras por el visor las banalidades a las que se refiere la lista de Flickr. Esta lista en la que –si no me equivoco- el tamaño de cada palabra indica el número de instantáneas archivadas con el nombre de cada etiqueta, resulta más reveladora que un estudio demoscópico al uso. Obsérvese el tamaño de la palabra “boda”. ¿Cuándo habrá en estos archivos virtuales un apartado para “divorcio”? No hay una sola referencia a un asunto problemático por leve que éste sea. Es cierto que aparece “China”, pero, aunque no he hecho una búsqueda exhaustiva, me temo que no habrá grandes reportajes relativos a los derechos humanos o a la falta de los mismos.
Pueden también extraerse consecuencias de otro tipo: resulta curioso que aparezcan los colores primarios o que esté Barcelona y no Madrid. El fotógrafo-medio-colgador-de-imágenes interpone éstas entre la realidad y su vida diaria. Fotografía aquello que resulta excepcional y a lo que atribuirá en el futuro el adjetivo de “feliz”. Y así se va blindando contra sí mismo. Mucho más si tiene la oportunidad de mostrarse al mundo entero en el instante mismo en el que sonríe en una fiesta, entra en Eurodisney, visita Irlanda o hace esquí acuático. Los álbumes de hojas autoadhesivas con celofán protector en el que nunca cabía un número adecuado de fotografías, aquellos álbumes de polipiel en cuyo lomo podía leerse un tautológico “fotografías” y que ya no podíamos enseñar a las visitas, se vengan ahora de nuestros parientes y se muestran en todo su esplendor al mundo entero y mientras tú te divorcias, en el mejor de los casos, o atizas a tu esposa o ya no te hablas con el amigo ése de la derecha con el que te fotografiaste completamente ebrio, alguien al otro lado del mundo sin nada mejor que hacer, te mira en tu impudicia y piensa todo esto.

sábado, 24 de mayo de 2008

Guías turísticas

El autor de una guía de la prostitución de la que se vendieron 250.000 ejemplares en el Londres victoriano ha sido identificado por una historiadora británica más de doscientos años después de su muerte. Durante varios años a partir de su publicación en 1757, la "Lista de damas de Covent Garden" fue el vademécum imprescindible de cualquier caballero que llegase a la capital británica dispuesto a echar una cana al aire. La guía ofrecía informaciones muy precisas sobre el aspecto y las cualidades de las mujeres que vendían su cuerpo en lo que fue durante mucho tiempo un mercado de flores y hortalizas y es hoy uno de los lugares turísticos más visitados de Londres, además de sede de la Opera Real. Hasta ahora se atribuía la lista a un tal Jack Harris, de nombre real John Harrison, camarero de un famoso pub llamado "La Cabeza de Shakespeare" y conocido proxeneta, que en algún momento de su vida dio con sus huesos en la cárcel por culpa de ese negocio. Harrison no era, sin embargo, el verdadero autor, según la historiadora Hallie Rubenhold, que atribuye la obra al poeta y borracho Samuel Derrick, informa hoy el diario The Guardian. Aunque se decía nacido en una familia noble irlandesa, Derrick fue en realidad aprendiz de pañero en Dublín antes de viajar a Londres, donde frecuentó a algunos de los personajes más famosos de la época, como el erudito Samuel Johnson, autor del primer diccionario sistemático de la lengua inglesa. Según la historiadora, el poeta debió de pagar una comisión a Harris para poder utilizar su nombre. La lista en cuestión, publicada en forma de folleto, fue continuada durante otros quince años por otras personas, aunque con menor éxito que el alcanzado por la primera edición.

Jack the Ripper


Mis queridos lectores:

Me he dado cuenta últimamente de que este blog, crítica a nuestros tiempos absurdos y por demás exhibicionistas, tiene poco que decir acerca de las falencias de los tiempos victorianos. Si bien queremos volver a ellos, no debemos ensalzarlos en todos sus aspectos, no señor, sino tomar la delicada flor de la modestia y el decoro, y corregir, en la medida de lo posible, lo que de terrible podían tener. Y he aquí que, hace unos pocos días, leía en un conocido libro del escritor Julio Cortázar (a quien muchas veces un apreciado señor ha señalado como hombre corrompido y hueco de significado - permítame disentir, querido Sr. A.), algo sobre el famoso criminal Jack the Ripper. Jack, asesino de prostitutas, quién sabe por qué (teorías de todo tipo circulan al respecto, aunque como decía un querido amigo "no hay explicación para la locura"), se erigió a sí mismo en pilar de la sociedad, particular justiciero victoriano y dicen que cirujano de profesión, dada la habilidad de los cortes practicados en los cuerpos de numerosas prostitutas.

Leamos, entonces, la cita de Cortázar, y dejemos la reflexión para después del almuerzo:

"... un tal Henry Mahew, citado por Franklin en su estudio sobre el Ripper, comprobó que en tiempos de la gloriosa soberana las condiciones de vida en Londres eran tan monstruosas que el número de prostitutas pasaba de ochenta mil. El desempleo, la miseria, el despotismo social, no dejaban a esas mujeres otro reino que el de la ginebra, las enfermedades venéreas o el cuchillo; (...) Nada resume mejor el paraíso victoriano que la frase de una de las muchachas del East End cuando le aconsejaban que cesara de trabajar en la calle para no encontarse con el Ripper: "Bah, que venga. Cuanto antes mejor para una como yo".

Ahora bien, ¿acaso tenemos algo mejor que decir a favor de nuestra época?

Destripando

I´ve no time to tell you how
I came to be a killer,
But you should know, as time will show,
That I´m a society´s pillar.

De un poema enviado por Jack a un periódico londinense, 1888.

sábado, 17 de mayo de 2008

Where to live


Victoria en Windsor, 1895, con la princesa Beatrice y familia

Victorian Times Flowers


Flowers were used for much more than just decoration in the Victorian Era. Each flower had a special meaning. Flowers were used to communicate messages to other people. This is another example of one of the clever ways that people had to get around the complicated social rules that governed every aspect of their lives.
The first "Flower Dictionary" was written by Mme. Charlotte de la Tour in 1818. It was titled Le Language des Fleurs. Inspired by this book, a Victorian woman named Miss Corruthers of Inverness wrote another book on the subject in 1879. This book has become the standard of flower symbolism.
There is more to the meaning of a flower than just the type of flower that it is. For example, the shade of a flower. While a red rose means love, a white rose means "I am worthy of you." A white rose bud, however, indicates girlhood. To make matters more complicated, two different types or colors of flowers mixed together in a single bouquet means something entirely different!
Flowers did not have to be given for their meaning to be conveyed. Pictures of flowers on stationary could have greater meaning than the letter itself. Other meanings include the day on which you receive or find the flower. Superstitions such as, "If you find a lily today, you will meet someone who's name begins with an "L" in the near future," also exist.

The flower, by Lord Tennyson

Once in a golden hour
I cast to earth a seed.
Up there came a flower,
The people said, a weed.

To and fro they went
Thro' my garden-bower,
And muttering discontent
Cursed me and my flower.

Then it grew so tall
It wore a crown of light,
But thieves from o'er the wall
Stole the seed by night.

Sow'd it far and wide
By every town and tower,
Till all the people cried
`Splendid is the flower.'

Read my little fable:
He that runs may read.
Most can raise the flowers now,
For all have got the seed.

And some are pretty enough,
And some are poor indeed;
And now again the people
Call it but a weed.

Dedicado a Madame B., quien comienza la primavera del otro lado del Atlántico.

martes, 13 de mayo de 2008

Madame B.

Queridos amigos, recibamos hoy con los mejores honores a una de nuestras más recientes adhesiones a la causa. Se trata de la adorable e inteligente Madame B. Se preguntarán ustedes, ¿quién es Madame B.? Pues se trata de una de las más encantadoras damas que haya podido conocer la faz de la tierra. Conjuga inteligencia con belleza, ciencia con modestia. Y tiene un sentido común que he envidiado en más de una ocasión. Sus consejos me han mantenido cuerda en algunos momentos difíciles de mi vida.

Madame B. posee un conocimiento casi universal: se inclina por las bellas letras y el arte, pero también es una mente de ciencias. Es por esta razón que me gustaría que se ocupe de un tema que no debemos descuidar en nuestros tiempos victorianos: me gustaría que presidiera la "Comisión para la Ciencia".

No debemos olvidar, queridos lectores, que de la mano de Charles Darwin comenzó a florecer este aspecto del hombre, y no me gustaría pecar de frivolidad dejando de lado esta faceta por demás necesaria. En un mundo tan altamente industrializado como aquel en que Victoria entró a reinar, será un placer y un deber sentarnos a escuchar y aprender, en muchos de nuestros numerosos momentos de esparcimiento, y sobre todo en invierno a la luz del hogar, de los valiosos conocimentos de Madame B.

Queridísima Madame B., bienvenida al mundo de la Reina Victoria.

domingo, 11 de mayo de 2008

viernes, 9 de mayo de 2008

Lamento por Ícaro


Mea culpa

Queridos lectores:

Hace tiempo que no expreso algunas opiniones en este blog, pero me veo en la necesidad de utilizar el poder liberador de la palabra para confesar un pequeño pecado. Se trata, no de dar a conocer mi vida privada, sino de proporcionar un ejemplo que pueda servir para enseñanza de todos. Y bien, queridos amigos, hace poco tiempo tuve la nefasta idea de abrir cuenta en uno de esos endemoniados inventos que se ha dado en llamar fotolog. ¡Ay, qué idea! ¿Será verdad que existe el diablo y que inocula en nosotros ese tipo de ideas monstruosas? ¿O debemos creer a Mr. Freud y pensar que nuestro propio inconsciente nos deja en esos estados lamentables? Pues el fotolog en cuestión el medio más simple de exponer la propia vida al resto del mundo, y de volverse loco.

Tal vez deba explicar al lector cómo funciona un fotolog: básicamente, uno puede entrar y salir de ellos, y leer los comentarios que diversas personas dejan al pie de foto. Una vez abierto el mío, pude también acceder a una cierta "intimidad", ya que dispuse de una cuenta privada y aparentemente inviolable por otros usuarios.

Debo confesarlo: abrí un fotolog llevada por un animoso deseo de venganza hacia un antiguo amante, a quien por pudor no nombraré, pero que, a juzgar por mi breve investigación, tiene una especial debilidad por las veinteañeras (siempre que resulten bonitas, claro está). Pero una vez abierto, los dos días que lo estuvo, ¡Dios, mío, no puedo seguir...!

Y ahora, una vez fuera del influjo de semejante invento, pienso en Lady Chatterley y en sus amantes, en esos benditos tiempos en que no existía la tecnología, y en lo felices que todos vivían, ignorantes de los amores, flirteos y escarceos eróticos de los otros. Para saber si lo engañaba, el inválido marido de Lady Ch. debía guiarse por su astucia, por sutiles actitudes. Había que ejercitar la mente y las emociones. ¡Qué épocas dichosas, sin medios digitales, lejos de estúpidas herramientas tecnológicas! ¿Cómo puede sorprendernos que hoy en día el hombre se haya vuelto más y más imbécil?

Queridos lectores, una razón más para querer regresar a los tiempos victorianos. Así sea, y espero puedan perdonarme este pecado de (por qué no decirlo) juventud.

jueves, 1 de mayo de 2008

El amante de lady Chatterley


" El hombre dijo:
-¿Vamos?
-¿Adónde?
-Te acompañaré hasta la puerta del parque.
Disponía las cosas a su manera. Cerró con llave la puerta de la cabaña, y alcanzó a Connie, que ya había emprendido el camino. Yendo a su lado, el hombre le preguntó:
-¿No te arrepientes, verdad?
-¡No, no! ¿Y tú?
-¿De esto? ¡No!
Al cabo de un rato, el hombre añadió:
-Pero no sólo es esto. Hay otras cosas.
-¿Qué cosas?
-Sir Clifford. La gente. Complicaciones.
Defraudada, Connie preguntó:
-¿Por qué ha de haber complicaciones?
-Porque siempre las hay. Para tí y para mí. Siempre hay complicaciones.
El hombre caminaba sin vacilar, en la oscuridad. Connie le preguntó:
-¿Y tú, te arrepientes?
Alzó la vista al cielo y repuso:
-En cierto aspecto, sí. Creía que ya había dejado eso. Y ahora vuelvo a empezar.
-¿A empezar qué?
-La vida.
Como un eco, con extraña emoción, Connie exclamó:
-¡La vida!
-Es la vida. No hay manera de escapar. Y si uno consigue mantenerse al margen, igual se muere. Así es que si no me queda más remedio que dejar que vuelvan a hacerme vivir abiertamente, más valdrá que lo acepte.
Connie no acababa de comprender aquellas palabras, pero... Alegremente Connie dijo:
-Esto es sólo amor.
El guardabosque replicó:
-Hace falta saber qué es el amor."

D. H. Lawrence