jueves, 21 de febrero de 2008

Monsieur M.C.


Hoy quisiera hablarles de un amigo entrañable, alguien que recientemente se ha sumado a la causa que este blog predica. Se trata de Monsieur M.C. Su exquisitez de modales es sólo comparable a la de Lytton Strachey, y su inteligencia le permite abordar los temas más variados. Monsieur M.C. pasa sus tardes tomando té helado y pensando acerca de muy diversas cuestiones. Es por eso que al hablarle de esta causa, luego de una pausada reflexión, me miró con sus bellos ojos verdosos y, con una encantadora inclinación de su cabeza, decidió adherirse a ella.

Me gustaría - aunque aún no se lo he propuesto - que Monsieur M.C. se ocupara de la "Comisión Pro-Trajes Victorianos", ya que sus conocimientos sobre moda son de un gran refinamiento. Que no se incomode el lector: no estamos cayendo en la frivolidad. Pero, como buenos victorianos, debemos dedicarnos a embellecer nuestros cuerpos y nuestras mentes, y esa y sólo esa podría ser la razón de nuestras vidas, si no nos asaltara de vez en cuando la espina de la necesidad.

Así lo diría el Rey Lear, en palabras de Shakespeare, cuando sus hijas pretenden reducir a la mitad sus soldados "porque no os hacen falta tantos": "No me habléis de necesidad. Hasta el más humilde de los mendigos posee un cuchillo".
Y así es, querido lector, o al menos así tendría que ser. La necesidad es una mala consejera. Monsieur M.C., bienvenido al mundo victoriano. Su presencia aquí me honra infinitamente más que cualquier título nobiliario.

1 comentario:

Becky dijo...

Querida M.: Muy interesante su reivindicación de la importancia de la frivolidad. Yo también tengo un lado frívolo, y apenas tenga dinero suficiente me compraré otra libreta Moleskine -como ustedd me sugirió- para llenarla hasta explotar de ideas, cachureos, géneros, boletas y frases para no olvidar. Cariños,
Becky