Queridos lectores:
Hace tiempo que no expreso algunas opiniones en este blog, pero me veo en la necesidad de utilizar el poder liberador de la palabra para confesar un pequeño pecado. Se trata, no de dar a conocer mi vida privada, sino de proporcionar un ejemplo que pueda servir para enseñanza de todos. Y bien, queridos amigos, hace poco tiempo tuve la nefasta idea de abrir cuenta en uno de esos endemoniados inventos que se ha dado en llamar fotolog. ¡Ay, qué idea! ¿Será verdad que existe el diablo y que inocula en nosotros ese tipo de ideas monstruosas? ¿O debemos creer a Mr. Freud y pensar que nuestro propio inconsciente nos deja en esos estados lamentables? Pues el fotolog en cuestión el medio más simple de exponer la propia vida al resto del mundo, y de volverse loco.
Tal vez deba explicar al lector cómo funciona un fotolog: básicamente, uno puede entrar y salir de ellos, y leer los comentarios que diversas personas dejan al pie de foto. Una vez abierto el mío, pude también acceder a una cierta "intimidad", ya que dispuse de una cuenta privada y aparentemente inviolable por otros usuarios.
Debo confesarlo: abrí un fotolog llevada por un animoso deseo de venganza hacia un antiguo amante, a quien por pudor no nombraré, pero que, a juzgar por mi breve investigación, tiene una especial debilidad por las veinteañeras (siempre que resulten bonitas, claro está). Pero una vez abierto, los dos días que lo estuvo, ¡Dios, mío, no puedo seguir...!
Y ahora, una vez fuera del influjo de semejante invento, pienso en Lady Chatterley y en sus amantes, en esos benditos tiempos en que no existía la tecnología, y en lo felices que todos vivían, ignorantes de los amores, flirteos y escarceos eróticos de los otros. Para saber si lo engañaba, el inválido marido de Lady Ch. debía guiarse por su astucia, por sutiles actitudes. Había que ejercitar la mente y las emociones. ¡Qué épocas dichosas, sin medios digitales, lejos de estúpidas herramientas tecnológicas! ¿Cómo puede sorprendernos que hoy en día el hombre se haya vuelto más y más imbécil?
Queridos lectores, una razón más para querer regresar a los tiempos victorianos. Así sea, y espero puedan perdonarme este pecado de (por qué no decirlo) juventud.
viernes, 9 de mayo de 2008
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