domingo, 3 de mayo de 2009

Ironía

Queridos amigos:

Dicen sobre mí - las malas lenguas, y algunas buenas - que quien suscribe maneja con asiduidad el cinismo y la ironía. No es casual que nos encontremos en estos nuestros Tiempos Victorianos. Porque, ahora que reparo en ello, la ironía es una virtud muy inglesa. Virtud, sí, digo virtud, porque el fino manejo de la ironía, señores míos, sin caer en el mal gusto o la agresión, es un arte por demás difícil. No digo que yo sea en todos los casos portadora de tal virtud. Suelo ejercer la ironía con suerte irregular.
Dicen las definiciones académicas que la ironía es un desfase entre lo que se dice y lo que se entiende. No es fácil para mucha gente hoy en día, con la mente muchas veces abotargada por sentidos del humor tan chabacanos, incursionar en este terreno. Suele ocurrir que lo que parecían cristalinas aguas se conviertan de golpe en pantano. O bien, que quien recibe del otro lado no comprenda este tipo que humor, que bien empleado es de los más finos.
Se dice de Jane Austen que ella era maestra de la ironía. Y, si bien no está entre mis predilectas (bien saben todos que prefiero con creces, por ejemplo, a Henry James), debo adherir a esa acertada opinión.

La opinión más profunda sobre la ironía la he leído en las "Cartas a un joven poeta" de Rilke. Creo que puedo despedirme con él, puesto que sus consejos sobre la poesía bien pueden extrapolarse a la vida. Así que, queridos amigos, con él los dejo:

"En primer lugar, algo acerca de la ironía. No se deje dominar por ella, y menos que en cualquier otra ocasión, en los momentos de esterilidad. En los que sean fecundos, procure aprovecharla como un medio más para comprender la vida. Empleada con pureza, también la ironía es pura, y no hay por qué avergonzarse de ella. Pero si usted siente que le es ya demasiado familiar y teme su creciente intimidad, vuélvase entonces hacia grandes y serios asuntos, ante los cuales ella quedará siempre pequeña y desamparada. Busque la profundidad de las cosas: hasta allí nunca logra descender la ironía... Y cuando la haya llevado así al borde de lo sublime, averigüe al mismo tiempo si ese modo de entender la vida brota de una necesidad propia y esencial. Pues entonces, bajo el influjo de las cosas serias, acabará por desprenderse de usted —si es algo meramente accidental—; o bien —si es que realmente le pertenece como algo innato— cobrará fuerza, y se convertirá en un instrumento serio para incluirse entre los medios con que usted habrá de plasmar su arte."

Rainer Maria Rilke

2 comentarios:

Lulamae dijo...

Querida M.,

Como simpre un nuevo placer leerla y una inspiración en este lunes de depresión post-party.
Su ironía siempre me pareció una de las cosas más lindas de usted (por extraño que esto pueda sonar).
Por favor no pierda esa cualidad, ni la minusvalore...Va unida a grandes recuerdos de Lulamae.

Mademoiselle M. dijo...

Querida Lulamae:

Gracias por sus bellísimas palabras. Es usted una joya.

M.