"Few modern readers realize that
A Christmas Carol was written during the decline of the old Christmas traditions."
Las palabras son de Michael Patrick Hear, autor del Victorian Fairytale Book, y de The Annotated Christmas Carol. Porque, queridos amigos, ¡cómo pasar el día de Nochebuena sin hablar de Christmas Carol! Imposible, al menos en tiempos victorianos.
Queridos: sí. Yo, como ya lo he insinuado en ocasiones anteriores, no soy una gran admiradora de Dickens. Me cuesta adentrarme en su mundo a veces rayano en la sensiblería. Pero, como siempre, en todos los órdenes de la vida, si se mira con atención se encuentran cosas. Veamos: a comienzos del siglo XIX la Navidad era cosa del pasado, nos dice una tal señora Yole en un prólogo a una edición del Christmas Carol. ¿Por qué? Cuando en el siglo XVI los puritanos tomaron el poder en Inglaterra eliminaron toda festividad que pudiera tener algún viso de paganismo. La Navidad era una de ellas. Más tarde, la revolución industrial hizo su aporte: los empleadores raras veces daban el día de Navidad libre a sus trabajadores. Este es el contexto en el que nace el famoso cuento de Dickens. Y es por esto que algunos consideran al autor el "inventor de la Navidad". Hay quien sostiene que el texto marcó un antes y un después.
Debo decir que pensar en la pequeña obra del Dickens como una oposición al puritanismo y al capitalismo me ha reconciliado algo con él en esta Navidad. Querido señor Dickens: ¿serán estas las obras que leeré y admiraré en mi madurez, en mi vejez? Quién sabe si, como decía Chesterton en un famoso libro, no me acometerá por fin la ortodoxia.
Y bien, mis lectores, cierto es que la heterodoxia empieza a fatigarme, y la fatiga no es buena para el espíritu. Ni para el cuerpo.
Feliz Navidad.